¿Tu organización fomenta realmente la desconexión digital?

La desconexión es clave para encontrar un equilibrio saludable entre el tiempo personal, familiar y laboral, permitiendo a los colaboradores estar más conectados con sus propósitos y vivir de manera más plena.

La comedia No puedo vivir sin ti, protagonizada por Adrián Suar, quizás no sea un hito cinematográfico, pero verla hizo resonar en mí una pregunta que a todos nos toca de cerca: ¿hasta qué punto estamos realmente en control de nuestra relación con la tecnología?

Esta reflexión va más allá de lo personal y resuena con fuerza en el ámbito laboral, especialmente cuando hablamos de la desconexión digital. Este concepto, cada vez más crucial para las organizaciones, busca poner límites al uso de tecnologías de comunicación fuera del horario laboral, para garantizar el respeto del tiempo de descanso, permisos, vacaciones o bajas por enfermedad.

La desconexión es clave para encontrar un equilibrio saludable entre el tiempo personal, familiar y laboral, permitiendo a los colaboradores estar más conectados con sus propósitos y vivir de manera más plena. Pero esta práctica no solo beneficia a los empleados, sino que también fortalece el bienestar organizacional, mejorando el clima laboral, la calidad del trabajo y la capacidad de atraer y retener talento.

La experiencia demuestra que fomentar la desconexión digital abre espacio para la reflexión, la creatividad y con ello mejora la productividad. Al adoptar estas prácticas, creamos ambientes de trabajo más saludables y reforzamos el compromiso y la satisfacción de nuestros equipos, permitiendo a todos concentrarse en lo que realmente importa.

¿Cómo implementamos el camino de la desconexión digital en las empresas? Es esencial que este tema se viva en las organizaciones a todo nivel y en forma consciente desde la Dirección. Algunas buenas prácticas a considerar:

 

  • Integrar la desconexión digital con los valores y comportamientos que queremos promover en la organización.
  • Crear espacios de diálogo interno para establecer un marco de actuación compartido.
  • Diseñar y comunicar políticas claras de desconexión digital.
  • Proveer guías prácticas que orienten a los colaboradores en el tema.
  • Evaluar el proceso durante su implementación para identificar fortalezas y áreas de mejora.
  • Apoyarse en evaluaciones y métricas para medir el impacto.

Con esto en mente, te invito a que te tomes un momento para reflexionar: ¿Cómo está gestionando tu organización la desconexión digital? ¿Las políticas actuales realmente están alineadas con los principios de bienestar y productividad?

Quizás es el momento de dar un paso adelante y considerar la implementación de talleres o sesiones de sensibilización. La próxima vez que sientas que la tecnología está tomando el control, recordá: a veces, la mejor estrategia es desconectar y retomar las riendas.